EXPERIENCIA SALVAJE
DE ARGENTINA AL MUNDO
Tal vez Argentina no esté a la vanguardia en cuanto a disciplinas ecuestres de competición, temas que sí manejan a la perfección varios países europeos, pero los amantes de los caballos que llevamos varias décadas observando el mundo equino nos damos cuenta de que hay una materia en que, de casualidad, aventajamos a esos países de grandes maestros que nos llevan siglos de diferencia. Por el motivo de que ellos llevan años domesticando al caballo, y por cuestiones geográficas concernientes al espacio, se da que la cría de estos animales se realiza en su mayoría en establos o en superficies rurales pequeñas (no es que no haya manadas en libertad, pero no son tan comunes). Esto hace difícil encontrarse por esos lares un caballo cerril, cimarrón, arisco, chúcaro, bravo, o salvaje… uso tantos sinónimos debido a que según los países o regiones difiere la palabra con la que se define a los equinos indómitos.
Ellos son los que nos dan a los argentinos ese “algo” que otros no tienen, esos caballos que reciben el nombre de ferales o asalvajados, ya que en algún momento fueron domésticos cuando los conquistadores los trajeron a América, y que forman grupos o manadas en grandes superficies de terreno. Grandes espacios que a veces son extensiones fiscales y en otros casos se trata de tierras privadas (miles de hectáreas) donde sus propietarios han liberado algunos pocos ejemplares hace décadas, y las manadas se reprodujeron sin control. Estos caballos nunca han visto al hombre de cerca, y en su mayoría, como suelen decir algunos paisanos, son “chúcaros aleonados”, ya que han sido asediados por el puma (al que los lugareños llaman león) y esto hace que su grado de miedo al tener contacto con el hombre sea aún mayor al identificarlo también como depredador.
Los que hemos trabajado con estos caballos sabemos que no son lo mismo que un arisco común. El arisco común es ese caballo que aunque nunca haya sido tocado, fue criado en una granja en la cual, por lo menos alguna vez, ha visto a los humanos de cerca. Los “salvajes” necesitan instalaciones especiales para hacer los primeros acercamientos y técnicas de desbrave (amanse), ya que los cercos, alambrados, vallas, circulares, etc. usados comúnmente en estas tareas, para ellos parecería que fueran de papel. Saltar cercos altos o estrellarlos hasta demolerlos es moneda común… si sabremos lo que es tener que detenernos varias horas a reconstruir corrales para recién después proseguir con el trabajo.
Hace algunos años, con un grupo de profesionales del ámbito ecuestre, creamos la empresa CABALLOS ARGENTINOS, destinada a, como nos gusta decir, acercar a las personas al mundo de los caballos desde una filosofía de afecto y respeto para con este noble animal. Si bien las áreas que abarca la empresa son múltiples, desde asesoramiento a criadores, comercialización de productos, programa de televisión propio; el área que más se ha desarrollado es la organización de capacitaciones ecuestres para diferentes niveles. Desde cursos para principiantes hasta clases especializadas en preparación de caballos de deporte, convirtiéndose en la más popular dentro de todas las capacitaciones, las que realizamos con estos “salvajes”.
Será porque es el caballo en su estado natural más puro, será porque aporta otra mística, será porque la mayoría de las capacitaciones de este tipo se hacen con caballos más dóciles (aunque se publicite que son sobre desbrave). Lo cierto es que estas jornadas atraen a cada vez más personas de distintas partes del mundo que mediante técnicas basadas en la etología y sin utilizar la violencia ni doblegar físicamente al animal, logran resultados sorprendentes con esos caballos que horas antes parecían indomables…. magia? susurradores iluminados? hombres caballo? No, empatía, suavidad, sutileza y la aplicación de un método que los profesionales de CABALLOS ARGENTINOS hemos sabido pulir con los años, con la mente abierta para poder enriquecerlo con el aporte de la experiencia de grandes maestros.
La ventaja que menciono al principio no redunda solo en tener al alcance estos caballos, sino que por una cuestión de necesidad tuvimos que perfeccionarnos en un método que pueda domesticar estos “salvajes” sin maltratarlos ni doblegarlos… “Apuntamos a formar la mente del caballo y no a doblegar su físico” dice nuestro slogan, para diferenciarnos de lo que más se utiliza en nuestra región y se conoce como “doma tradicional”, en la cual se “amansa y educa” al caballo con métodos violentos.
Desarrollamos también un cuidadoso estudio para tratar de dejar intactas las manadas de tierras fiscales que no están en contacto con el hombre, abordando para nuestro trabajo solo aquellas que serían cazadas para hacer dinero fácil en el matadero, ya que Argentina es el principal exportador mundial de carne de caballo, pero en nuestro país no se crían equinos para faena… ¿raro no?... proviniendo la mayor parte de los animales del robo sin control de caballos doméstico y de estas manadas sin dueño.
Los ejemplares que trabajamos en nuestros cursos son donados a instituciones ecuestres (equinoterapia, escuelas de monta, etc.) y en todas nuestras capacitaciones, las personas que quieren incursionar para dejar de usar la doma violenta, o que no tengan dinero para costear el arancel, son invitados sin costo alguno.
Hoy nuestra empresa se ha convertido en líder en capacitación ecuestre en Argentina y la región, y nuestros cursos con estos caballos bravos se van llevando a cabo a lo largo de toda la geografía de nuestro país, con nuevos cursantes: hombres, mujeres y niños que van descubriendo que el trabajo con estos caballos no es tarea exclusiva de personas recias, duras y fuertes, sino que está al alcance de cualquiera que sienta amor y pasión por los caballos.
LUIS ROBERTONE - Gerente de Producto - Grupo CABALLOS ARGENTINOS